Con la reciente polémica de una construcción de una casa dentro del Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias aparecida estos días en la LNE, queda en evidencia la falta de control del urbanismo dentro de los espacios naturales protegidos y sobre todo quién debe vigilar ese tipo de actuaciones.
Parece que nadie quiere coger la patata caliente de controlar el urbanismo en los espacios naturales. La Consejería de Medio Ambiente no nos exige ni nos dota de los medios necesarios para esas actuaciones. Hay que reseñar que por desgracia los Guardas que trabajan en los Parques Naturales, que coinciden siempre con Reservas Regionales de Caza, vienen trabajando prácticamente igual que hace 20 años, haciendo sobre todo cacerías y daños y como decía antes, no hay ningún tipo de exigencia sobre temas urbanísticos –tu saca adelante las cacerías y los daños y no des problemas con lo demás-.
Desde luego, estamos perdiendo o dejando de lado una competencia que, a mi entender, debería ser asumida por los Guardas del Medio Natural, con una colaboración estrecha con la Fiscalía de Medio Ambiente, que nos tiene un poco olvidados, ya que muchas de las construcciones ilegales se traducen en delitos medioambientales. Pero para desarrollar ese trabajo no solo tenemos que tener el apoyo de la Fiscalía, también tenemos que tenerlo de la propia Consejería, con protocolos adecuados y sabiendo lo que hacer en cada momento. Por poner un ejemplo, no tenemos ni un mísero impreso oficial para hacer un acta de paralización o un acta de inspección. Con carencias así, lo que se está haciendo es un mero informe que, posiblemente, acabe donde todos sabemos y generando la polémica actual.